Una imagen de ciencia ficción empañó el Gran Premio de Barhein de la Fórmula 1 de este domingo: el auto de Romain Grosjean sufrió un accidente, se partió en dos y ardió en llamas. El piloto de Haas afortunadamente salvó su vida, pero dejó una escena desesperante que preocupó a todos los presentes. 

Pasados apenas unos minutos del comienzo de la antepenúltima carrera de la temporada 2020, el piloto suizo cambió de dirección en las primeras curvas, se tocó con Daniil Kvyat y salió despedido hacia las protecciones. El Fórmula 1 se rompió en dos veces y explotó. Los servicios de emergencia rápidamente se hicieron en el lugar. 

El copick quedó incrustado en el guardarraíl y el halo de titanio se dobló. Milagrosamente Grosjean salió rápidamente del coche y pudo ser atendido. El incendio se apagó a tiempo y los esfuerzos se centraron en la salud del piloto. El equipo de Haas llevó la tranquilidad e informó que el accidentado estaba bien. 

Por precaución, fue llevado al hospital en helicóptero consciente pero aturdido. A pesar de las impactantes imágenes, Grosjean solo presenta leves quemaduras en las manos y los tobillos. Sin embargo, sospechan que puede tener algún hueso roto. 

"Está consciente, está bien. Tiene alguna quemadura en la mano y en el tobillo, y lo trasladarán al hospital para confirmar si tiene alguna costilla rota. Lo importante es que está bien. Quiero agradecer a los comisarios que han trabajado rápidamente por sacar a Romain Grosjean del fuego", explicó Guenther Steiner, director del equipo Haas.

La impresionante imagen recordó a la escena de la cinta Rush de 2013, que mostró el choque sufrido por Niki Lauda en Nurburgring de 1976. Uno de los accidentes más famosos de la Fórmula 1 afortunadamente tampoco tuvo víctimas fatales.