Cristiano Ronaldo es uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos y recientemente ha accedido a contar su historia en un documental que llegó al servicio de streaming Netflix el pasado jueves 1 de septiembre. En los últimos años, los deportistas han estado en la mira de los realizadores al contar con historias superadoras y etapas personales que los han llevado al triunfo, como el caso del portugués.
Se trata de la producción de 2015 dirigida por Anthony Wonke, junto a las productoras On The Corner Films, We Came y Mediapro. Allí veremos un repaso a lo largo de su carrera hasta el año mencionado, iniciando en su infancia dando los primeros pasos en Sporting de Lisboa hasta convertirse en una estrella mundial en Manchester United. Con todos los trofeos obtenidos en el club inglés, fue transferido a Real Madrid, donde conseguiría su título más deseado, según sus palabras.
+¿Qué es lo mejor del documental Ronaldo?
En estos 80 minutos, el título lleva a los espectadores al interior de la cabeza de Cristiano, quien es una persona completamente ambiciosa desde el costado deportivo, pero en su vida personal muestra cierto contraste. En sí, no estamos frente a un gran documental que se destaca cinematográficamente, hasta diríamos que no cuenta con aspectos positivos desde su realización, pero funciona para conocerlo desde un nuevo costado.
Fuera de los clips de sus goles y festejos con trofeos en sus manos, que no se diferencian mucho de un video en YouTube, lo más destacado es la posibilidad de ser parte de su intimidad y los vínculos familiares. Como sabemos, mantiene una gran relación con su madre, Maria Dolores dos Santos Viveiros da Aveiro, pero se revelan secretos acerca de su padre, José Dinis Aveiro, quien murió en 2005.
Por otra parte, contamos con momentos más que especiales del futbolista junto a su hijo mayor, Cristiano Ronaldo Jr, en su etapa escolar acompañando a su padre en cada uno de los momentos por fuera del fútbol. Como mencionamos, el documental Ronaldo no se destaca por ser un título efectivo en su totalidad, pero mantiene el saldo positivo de ver al ídolo sin los flashes de las cámaras.
