El 4 de noviembre de 2016 es un día que ningún miembro de la familia real británica querrá tener marcado en su agenda. Es que, en esa fecha, se estrenó por primera vez The Crown, la serie biográfica que cuenta, detalle por detalle, la historia que hay detrás de los Windsor y las paredes del Palacio de Buckingham.
En la actualidad, con cuatro temporadas ya disponibles en Netflix y una quinta próxima a empezar sus rodajes, The Crown es todo un éxito. Más allá de que generó controversia en el mundo, teniendo a quienes apoyan a la monarquía y desprecian la serie por un lado y por el otro a quienes se hicieron fans de la producción de la plataforma, es indudable que Peter Morgan todavía tiene historia para contar y, al menos por ahora, no tiene intenciones de frenar.
Aunque, más de una vez, el director ha dicho que, para él lo importante es contar cosas que pasaron hace más de 10 años, descartando así la idea de incluir a los duques de Sussex de The Crown. Sin embargo, en lo que va de temporadas publicadas, hay una historia que se olvidó: la trágica vida del Príncipe John Francis, tío de Isabel II y, en aquel entonces, cuarto en la línea de sucesión al trono británico.
¿Quién es el Príncipe John Francis?
Nacido el 12 de julio de 1905 en Reino Unido, John Francis fue el sexto y último hijo que tuvieron el Rey Jorge V y la Princesa Mary de Teck (abuelos de Isabel II). A pesar de su “sangre real” y linaje, a él se lo conoce como “el Príncipe perdido” por dos razones: murió a los 13 años, pero la mayoría de su vida estuvo recluido en Sandringham.
En 1910, cuando su padre, Jorge V dejó de ser Príncipe de Gales y se convirtió en Rey tras el fallecimiento de Eduardo VII, John pasó a ser el cuarto en la línea de sucesión al trono británico. Antes que él se encontraban sus hermanos mayores, Eduardo VIII, Jorge VI (padre de Isabel II), Enrique de Glouscester y Jorge de Kent. En ese entonces, su hermana mayor, la Princesa María del Reino Unido fue descartada como heredera dada su condición de mujer y que la primacía reinante estaba dictada solo para los hombres.
Sin embargo, John Francis nunca fue considerado ni por sus padres ni por el Parlamento para, en cualquier caso, recibir la corona, dada su enfermedad: sufría ataques de epilepsia. La condición fue descubierta por sus progenitores un año antes de llegar al trono, quienes notaron que su hijo no actuaba con normalidad y, por eso, los médicos lo diagnosticaron con un “cierto retraso madurativo”, lo que hoy sería conocido como autismo.
El 22 de junio de 1911, cuando Jorge V fue coronado como Rey, la prensa se lanzó en contra de la familia Real dado que John no asistió a la ceremonia. Muchos tildaron esta decisión de los entonces soberanos como una forma de esconder a su hijo, siendo éste un símbolo de debilidad. Tal es así que, según dicta la historia, a partir de estos comentarios, los abuelos de Isabel II empezaron a mostrar a su benjamín en los actos oficiales, pero solo por un año dado que, en 1913 dejaron de haber rastros del joven monarca.
Y, tras años de aislamiento en Wood Farm, John Francis fallece el 18 de enero de 1919 debido a una fuerte convulsión que tuvo mientras dormía. Dos días después de aquella fecha, Daily Mirror se hizo eco de la noticia, informando que el Príncipe había muerto “con una sonrisa angelical en su rostro”.
Pero, a pesar de que The Crown no tuvo en cuenta su historia, en 2003 se estrenó la serie televisiva “El Príncipe perdido”, la cual ganó el Premio Emmy a mejor miniserie en 2005.