De un tiempo a esta parte, The Crown se convirtió en una de las series de época que más controversia generó a nivel mundial. Es que, muchos se posicionaron a favor de la monarquía y en contra de la serie por la imagen que plasmó de los Windsor y, otros, apoyaron por completo a la superproducción de Netflix, la cual llegó a poner en jaque los cimientos del Palacio de Buckingham y hasta hizo que el pueblo inglés vuelva a dudar de sus monarcas.

No obstante, más allá de las distintas visiones del público, el éxito de The Crown es indudable y, por eso, el próximo mes comenzarán a rodar su quinta y, al parecer, anteúltima temporada. Aunque, en esta ocasión, Peter Morgan deberá apresurarse a estrenar los nuevos capítulos ya que, el próximo 1 de julio, el gigante de streaming sumará a su catálogo la serie que podría hundir su creación.

Se trata de Young Royals, una ficción de origen sueco que podría convertirse en el nuevo éxito de la plataforma, arruinando así el furor de The Crown, pero haciendo sonreír a la Reina Isabel II. “El Príncipe Wilhelm se adapta a la vida del prestigioso internado Hillerska. Allí se da cuenta que seguir su corazón es más difícil de lo que había pensado”, reza la sinopsis de Netflix y, según lo que muestra el primer tráiler, esto hace semejanza a la vida del Príncipe Carlos de Inglaterra.

A pesar de que no es una historia real, Young Royals llegará al servicio on demand para sumarse a las historias monárquicas que tanto están obsesionando. Este drama nórdico, además de tener un tinte de la serie de Morgan, también tiene un toque Élite: adolescentes ricos, en un colegio muy exclusivo donde, además de estudiar, se desviven por demostrar quién tiene más poder.

De hecho, tras el estreno de la última temporada de Élite, se podría decir este personaje es muy parecido a Phillippe, quien fue interpretado por Pol Granch, ya que llega a un instituto porque sus padres intentan salvarlo de su mala reputación. Y, justamente, esto es un poco lo que sucedió con el verdadero Príncipe Carlos quien, a pesar de no ser del todo malvado durante su niñez, sus padres no podían controlar su ímpetu.