La televisión actual le debe muchísimo a tres hitos clave que la modificaron y la definieron (¿para siempre?). Empezando por el final, es imposible no pensar en cómo Netflix inauguró la era del streaming y el binge watching. Tampoco se puede dejar de lado el fenómeno Lost, que fue la primera serie masiva que comenzó a discutirse en las redes, con la aparición de los primeros foros y el estallido de internet. Pero si hubo una producción que definió el estilo casi cinematográfico de las series, esa fue Los Soprano.

Creada por David Chase, Los Soprano se emitió entre 1999 y 2007 y estuvo protagonizada por James Gandolfini. La producción se centró en una familia de mafiosos que habitaba Nueva Jersey y en cómo el líder de dicha familia, Tony Soprano, sufría ataques de pánico por el estrés de tener que lidiar con el crimen organizado que comandaba. Gracias a esto, comenzó a asistir a sesiones de terapia para poder encontrar una forma de solucionar este dilema; un disparador que produjo el despegue de este increíble relato.

Pensar en Los Soprano remonta inmediatamente a momentos inolvidables de la serie creada por Chase para HBO. Pensar en cómo murió Christopher Moltisanti a manos de su tío, Tony Soprano, o en cómo Janice Soprano terminó con la vida de Richie Aprile después de ser agredido físicamente, y fue el propio Tony el que la ayudó a deshacerse de las evidencias. La serie de HBO estuvo repleta de grandes momentos, pero, ¿cuál fue el mejor?

James Gandolfini murió en el 2013. (IMDb)

+Pine Barrens, el mejor episodio de Los Soprano

El 6 de mayo del 2001, cuando Los Soprano se acercaba al final de su tercera temporada, llegó el turno de Steve Buscemi de dirigir por primera vez un episodio de la serie de HBO. Su momento en la silla del director se dio antes de que debutara como personaje de la serie, en donde le tocó encarnar a Tony Blundetto. El actor de Fargo fue el responsable de llevar los hilos de “Pine Barrens”, el famoso episodio en el que Christopher Moltisanti y Paulie Gualtieri se pierden en los bosques nevados al sur de Nueva Jersey.

Michael Imperioli y el recientemente fallecido Tony Sirico. (IMDb)

Con momentos que bordean el absurdo, el episodio dirigido por Buscemi es una clase magistral de humor negro (con mucho de Fargo en el inicio del conflicto y su posterior resolución), en donde Paulie y Christopher tienen que ir a cobrar una deuda a la casa de un ruso y por un desliz temperamental de Paulie terminan hiriéndole de muerte y llevándolo a Pine Barrens para esconder el cadáver. El problema es que el ruso estaba lastimado pero no muerto y, tras una distracción, logró escaparse de los mafiosos.

Así empieza la caricaturesca persecución por los bosques en donde hasta llegan a herirlo en la cabeza pero ni siquiera así logran derribarlo. Como resultado, terminan perdidos, pasando hambre y frío, y tienen que recurrir al buen corazón de Tony Soprano para ser rescatados. Para colmo, tuvieron que conformarse con creer que el disparo en la cabeza del ruso había sido letal, aún cuando no encontraron el cadáver. ¿Te gustó este episodio?