Es una serie que llama muchísimo la atención. El nombre que lleva es muy atrapante: ‘El Presidente’. Pero la historia lo es mucho más… El FIFA-Gate marcó a fuego al fútbol mundial, y sobre todo al Sudamericano, donde varios dirigentes cayeron en manos de las autoridades policiales y debieron dar explicaciones en la Justicia.

De todos modos, Julio Grondona no llegó a hacerlo porque falleció tiempo antes de que estallara el escándalo. El argentino fue presidente de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) y nada menos que vicepresidente de la FIFA.

Julio Humberto Grondona, ex presidente de la AFA y vicepresidente de la FIFA.

En dicha serie, que hace pocos días fue lanzada por Amazon Prime Videocon el objetivo de atrapar sobre todo al público latinoamericano, uno de los protagonistas justamente es Grondona, a quien se acusa de haber formado parte de los dirigentes corruptos.

Tras el lanzamiento, dos hijos de Grondona -Liliana Nélida y Julio Ricardo- rompieron el silencio y enviaron una fuerte carta para responder a la acusación de la plataforma y también a las críticas por parte del público.

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+ La carta que escribieron:

Ante el estreno el día 05.06.2020 de la Serie “El Presidente”, Liliana Nélida Grondona y Julio Ricardo Grondona, hijos de Julio Humberto Grondona, manifestamos nuestro dolor y repudio con la utilización del nombre, caracterización y datos de la vida privada de nuestro padre, así como con la falsa imputación de actos que afectan su dignidad, buen nombre y honor. La satirización a la que el filme apela, que lo pone como principal hacedor de un esquema de corrupción, encubre un repugnante acto de cobardía, aprovechando el hecho de su fallecimiento para negarle su posibilidad de defensa. Ahora, es mucho más fácil atacar su figura, tergiversando la realidad de los hechos. Don Julio, como se lo conocía, sí fue un hacedor, pero del fútbol local, sudamericano y mundial. Sin su participación, el peso de la Argentina y de Sudamérica, en su conjunto, en este deporte, nunca hubiera tenido la relevancia que adquirió. Por lo demás, participó activa y decididamente en la inserción y desarrollo del fútbol a nivel mundial, de una manera como nunca antes se había pensado. Contribuyó a que el sentimiento futbolístico, sobre todo respecto del seleccionado nacional, ingrese a todas las casas; fomentó el desarrollo de pequeños clubes que ni en sueños hubieran visualizado su participación en un primer nivel; colaboró con que jugadores ignotos, salidos del interior, alcanzaran la categoría de ídolos mundiales. Fue indiscutido por sus pares y respetado por Papas, Gobernantes y personalidades de todas las áreas, tanto nacionales como internacionales. Tuvo críticas, detractores y se contaron historias, que siempre enfrentó y aclaró, cara a cara, defendiendo su dignidad sin nunca rehuir jamás al debate. Nunca estuvo involucrado en una causa judicial por algún delito que pusiera en duda su honestidad. Entonces, cuando solapados bajo una cámara, amparados por una abusiva y desnaturalizada libertad de expresión y movidos exclusivamente por un afán exclusivamente económico, pretenden ensuciar su memoria, no hablan de Don Julio, hablan de ellos mismos. Fue un trabajador incansable, desde su pequeña ferretería hasta el fin de sus días. Fue un padre ejemplar, siempre atento a sus hijos y sus nietos; de esos de “antes”, difícil de encontrar en los tiempos que corren. Eternamente enamorado de Nélida, su esposa, compañera y pilar fundamental de toda su vida. Un amigo entrañable, del que se recibía todo cuando se necesitaba algo. Se fue de esta vida trabajando, de pie, en lo que era su obra y pasión: el Fútbol. Miles lo lloraron y miles lo recuerdan. Está presente en cada estadio y en cada cancha de barrio, como su Club Arsenal de Sarandí, emblema de la superación social y deportiva. Su memoria y trayectoria no se ensucian por una película que “mal-informa” conscientemente para obtener un mezquino rédito económico, que apela a la bajeza de mentir un relato; por personas que solamente buscan beneficios personales sin importarles las demás personas; que no conoce la historia ni menos tienen elementos para justificar sus falsos dichos, sostenidos sólo por la impunidad que la irresponsabilidad les otorga; ni por empresas extranjeras a las que nada importa el sentimiento argentino, pero que siempre encuentran traidores para ensuciar nuestra identidad. Don Julio murió limpio y tiene su lugar en la Historia.

Finalmente, aclaramos que no somos representados por ningún abogado mediático, ni tenemos intención de que el caso, tan caro a nuestros sentimientos, tenga una definición televisiva. Resguardamos el dolor para nuestra intimidad; las ofensas para nuestra paz espiritual y la defensa de nuestros derechos para la Justicia, que es el ámbito donde deben dirimirse estas cuestiones.

Como vos decías papá: “Todo pasa”. La fama fugaz, malintencionada, dura segundos. La historia, más eterna, nos pertenece. Y nadie puede arrebatárnosla.