Japón, desolado tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, entra en crisis tras la aparición de un monstruo atómico. Godzilla Minus One es un drama épico de destrucción, ambientado en la época de post guerra nipona. Cuando una población diezmada por el conflicto bélico se ve azotada por la llegada del monstruoso lagarto mutante.
Da gusto ver esta nueva versión sobre el icónico kaiju. Cuando una obra artística porta el infinito cariño de sus responsables, eso se nota en su ejecución y sus resultados finales. Esto no es un trámite, es una inversión de esfuerzo, respeto y admiración por una figura mayor de la cultura popular mundial.
No se trata del espectáculo por el espectáculo. Tiene sólidas bases que le dan sustento y prácticamente nulas debilidades. Al contrario de la revisión que se ha hecho del kaiju bajo la perspectiva estadounidense, que por momentos llega a ser absurda y habitada por sujetos aborrecibles.
La película combina tanto los aspectos emotivos como psicológicos de los personajes humanos, ya fuertemente traumatizados, con el desafío de la sobrevivencia ante la catástrofe provocada por Godzilla. En ese esmero, la trama se desarrolla más como un episodio desafortunado en la vida de sus protagonistas, antes que derechamente como una película de catástrofe.
A todas luces ésto los pone a prueba, sobre todo porque deben enfrentar al gigantesco mutante, mientras lidian con los embates de su propia vida. La falta de trabajo y vivienda, la desoladora pérdida de seres queridos, el abandono por parte de las autoridades e, incluso, sus propios demonios mentales.
Así se puede pensar en lo que han hecho apuestas como la estadounidense The Impossible (2012), de J. A. Bayona, o la noruega Bølgen (2015), de Roar Uthaug; las que -sin monstruos de por medio- examinan las reacciones humanas ante los desafíos de la naturaleza desde una perspectiva muy visceral.
¿Cómo es Godzilla Minus One?
Lo positivo es que el espectáculo destructivo tiene su espacio, pero nunca se antepone al desarrollo de la historia o a los personajes. Estableciendo un equilibrio entre ambos elementos que sólo enaltece la obra. Y cuando Koichi y compañía corren riesgos, el espectador bien puede percibir una sensación de preocupación o sorpresa ante los eventos. La forma en que está construida la película te permite generar esos lazos. Algo que definitivamente no ocurre en la revisión occidental del Monsterverse, donde la mejor solución a los conflictos sería que los kaiju acabaran lo más pronto posible con los humanos involucrados.
Con ello, la apuesta termina siendo tan atractiva visualmente, por la cuidada mezcla de efectos prácticos y digitales, como encantadora por cómo se desenvuelven sus protagonistas. Hay tanto de romance, camaradería, superación personal, redención y emotividad; como de acción, devastación, confusión, dolor y secuencias impactantes.
Si el espectador busca una película tan gigantesca como contundente, definitivamente ésta es la apuesta para ver en el momento culmine de 2023. No por nada se trata de una de las entregas mejor evaluadas de toda la saga, sobre todo porque se acerca grandiosamente al espíritu de lo que fueron las producciones originales por allá en los años 50’s. Aquí no se trata de una apuesta que brilla solamente en su género, Godzilla Minus One es simplemente una gran película.