El mundo de los sueños y todas sus complejidades más de una vez se han convertido en un gran atractivo para las producciones cinematográficas y ahora Netflix vuelve a experimentar con él. Esto se debe a que el próximo 18 de noviembre la plataforma lanzará El País de los Sueños, una película protagonizada por Jason Momoa y dedicada a toda la familia. Y, a pesar de que las expectativas están puestas sobre este film la realidad es que no termina siendo más que un caos completamente predecible.
Aunque, para entender por qué, hay que comenzar con la historia que relata la cinta. El País de los Sueños sigue a Nemo (Marlow Barkley) quien fue criada por su padre en un faro. La joven creció viéndolo a él vivir su amor por el océano y los barcos, enseñándole toda su perfección. Aún así, hay algo que ella ama mucho más que el agua y todo lo que trae consigo: las historias de fantasía que le cuenta su padre.
No obstante un día todo cambia y su padre desaparece en medio del mar. Por eso Nemo debe aprender a afrontar su pérdida hasta que aparece Flip (Jason Momoa), un forajido un poco tosco que rápidamente se convierte en su compañero y guía. Allí es donde comienza un juego de aventuras, emociones y una sola esperanza: que Nemo se reúna con su padre. Atravesando sueños, escapando de pesadillas y del buró de los sueños ellos se convierten en un dúo imparable.
Y, si bien esta premisa es lo que hace a la película algo atractiva, la realidad es que la cinta es un caos en sí misma. Más allá de que los efectos especiales están bien logrados, la música consigue acompañar y en algunas ocasiones termina siendo graciosa, su guion es lo que la termina llevando a ser más floja de lo que uno puede imaginar. ¿Para un público joven? Si, es perfecta y a decir verdad su objetivo fue logrado. Pero, para el resto de la familia podría no resultar del todo atractiva.
Pues en algunos momentos se pierde la esencia de lo que se quiere contar debido a que el guion sufre un agujero bastante llamativo y notorio. Desordenado y con poca fluidez termina afectando a lo entretenido del largometraje. Es que, como bien dije al principio, el mundo de los sueños y sus complejidades daban para mucho más. Pero, en esta cinta, la producción intentó hacer una especie de El Origen infantil que en realidad a veces se convierte en algo ordinario y una mala combinación con la historia de Alicia en el País de las Maravillas.
Eso sí, sus profundos mensajes que embarcan la niñez, el intento de superar y aprender a llevar los duelos, son los que más valen la pena. Aún así en cierto punto el trabajo de Jason Momoa, el cual es muy sobreactuado y quizás no tan gracioso ya que su estructura física y su forma de llevar adelante los papeles lo hacen ser un actor digno de una cinta de acción, atraen todas las miradas a Marlow Barkley quien hace una labor sorprendente.
De todas maneras la química entre Momoa y Barkley, la cual está muy bien lograda, genera un dúo explosivo y una fácil conexión entre el espectador y la historia que la hace aún mejor. Por otro lado, la cinta está envuelta en una combinación entre un gran juego de sonido musical, una maravillosa fotografía y efectos especiales aceptables. Y con esto logra sacudirse a su autoimpuesta etiqueta de film infantil donde uno puede subirse al viaje de sueños y disfrutarlo.