En un acontecimiento inusual, la industria del entretenimiento se ve sacudida por la coincidencia de dos importantes huelgas: la huelga de actores y la huelga de guionistas. Este evento marca la primera vez en 60 años que estas dos fuerzas se unen en busca de cambios significativos. Ambos grupos de profesionales están exigiendo mejoras salariales, contratos actualizados que aborden las regalías por streaming y una regulación más estricta en el uso de inteligencias artificiales en la creación de contenido.
La demanda de mejoras salariales y actualización de contratos refleja la necesidad de adaptarse a los cambios en la industria del entretenimiento, especialmente en relación con la distribución digital y las plataformas de streaming. Los actores y guionistas buscan asegurarse de recibir una compensación justa por el uso de sus obras en estas nuevas formas de consumo de contenido.
Un ejemplo que destaca los riesgos potenciales del uso de inteligencias artificiales en la creación de contenido es el episodio “Jane is awful” de la popular serie Black Mirror. En este episodio, protagonizado por Salma Hayek, se muestra cómo una inteligencia artificial, llamada Streamberry, es capaz de escribir y producir una serie en tiempo real utilizando la vida de una persona. Las entidades virtuales en la serie utilizan la imagen y la voz de actores famosos, planteando cuestiones éticas y legales sobre el uso de la identidad de los actores sin su consentimiento.
La huelga de actores y guionistas se ha convertido en un tema de discusión candente en la industria del entretenimiento. Las preocupaciones sobre el abuso de la propiedad intelectual y el uso indebido de la imagen y la voz de los actores han generado debates sobre la necesidad de regulaciones más estrictas en relación con las inteligencias artificiales y su impacto en la creación de contenido.
No solo los actores, sino también los guionistas de la Writers Guild of America (WGA) han estado realizando reclamos similares desde mayo de este año. La coincidencia de estos reclamos entre ambos grupos demuestra una creciente conciencia sobre la importancia de proteger los derechos y la compensación justa en la era digital. La industria del entretenimiento enfrenta un desafío crucial para adaptarse a estos cambios y encontrar soluciones que beneficien a todos los involucrados.