Hablar de Úrsula Corberó es hablar de una perfección actoral indiscutida. Pero, qué difícil es para un actor poder lucirse con su verdadero nivel cuando estrena una serie tan nula de entusiasmo. Y eso mismo sucede con El Cuerpo en Llamas, la nueva producción que la actriz estrenó junto a Netflix.
El Cuerpo en Llamas, que contiene ocho episodios, acaba de llegar a la plataforma y está protagonizada justamente por Úrsula Corberó. La serie relata un caso real y, según la sinopsis oficial, la historia se enfoca en mayo de 2017 cuando los restos del policía Pedro (José Manuel Poga) aparecen en el interior de un auto calcinado en el pantano de Foix de Barcelona.
El hallazgo no tarda en despertar el interés de la opinión pública, sobre todo cuando la investigación comienza a revelar una red de relaciones tóxicas, engaños, violencia y escándalos sexuales que involucran a Pedro y a otros dos policías: su compañera Rosa (Úrsula Corberó) y su exnovio Albert (Quim Gutiérrez).
Y, el hecho de que esta serie sea un caso real, es lo que más me ha defraudado. No por el caso en sí, sino por cómo fue llevado adelante en la producción de Netflix. La plataforma siempre consiguió brillar con la fórmula de adaptar casos reales, pero en esta ocasión no sucedió. El guion de El Cuerpo en Llamas es tan lento como sin sentido.
No tiene fuerza y es, verdaderamente, una pena. El caso es tan espeluznante como atrapante, por lo que podría haber sido un libreto descomunal y llevadero. Sin embargo, la poca fuerza que tiene y el hecho de alargar ciertas escenas o momentos la termina convirtiendo en forzosa, lenta y hasta poco intrigante.
Aún así, más allá de esto, el hecho de que el libreto juegue con dos líneas temporales consigue rescatar cada momento en el que la historia decae. El recorrido que hace entre la investigación por un lado y el paso de los asesinos hasta el crimen es brillante, pero no enloquecedor justamente porque siempre termina alargando cada momento y convirtiéndolo en algo tedioso.
De todas formas, siempre existe un punto a favor a pesar de que una serie falle. Y en este caso es su elenco. Úrsula Corberó en la piel de Rosa es birllante y eso no entra en discusión. Sin embargo, quien también la acompaña de forma perfecta es Quim Gutiérrez como Albert, al igual que Eva Llorach quien brilla y destaca como Ester.
Cada actor en la piel de su personaje y cada personaje sucumbido en su propia historia es un gran acierto. Su camino es prometedor y son ellos los que logran marcar y acelerar cada momento en decaimiento de la tira. De hecho, su gran talento también queda remarcado en cada plano detalle a sus rostros y las emociones que transmiten con sus cuerpos.
Llevar al espectador a comprender los pensamientos y los sentimientos no debe ser tarea fácil para ningún artista, pero en esta serie todos lo logran. La mayoría gozan de un rostro tan expresivo como atrapante. Pero, por si esto fuera poco, la dirección ha hecho una gran jugada con cada plano, contra plano y sus ediciones.
Más allá de que por momentos es muy oscura y poco se entiende, la puesta en escena es brillante. No obstante, a pesar de haber sido fascinada por las actuaciones, la belleza de España y el uso del catalán en su máxima expresión, El Cuerpo en Llamas no es la serie que yo esperaba, no logró superar mis expectativas.
La tira tene más fallás que aciertos, con poca lógica, pero una deslumbrante Úrsula Corberó que, definitivamente, sabe cómo protagonizar una historia tan desafiante. Aún así, su caso real es tan espeluznante que, verdaderamente, uno quiere y desea saber cómo termina la creación de Netflix a medida que avanzan los episodios.