Mejor conocido por interpretar al profesor Charles Xavier en las nuevas películas de los X-Men, James McAvoy encontró su camino en Hollywood. De la mano de esta franquicia se catapultó a la fama internacional. Originario de Escocia, este artista ahora pisa fuerte en la industria y sus pasos son seguidos a rajatabla por todos sus fans.
Sin embargo, hay algunos detalles de James McAvoy que se les escaparon a muchos de sus seguidores. Tal es así que, durante una entrevista con la revista Forbes, él mismo decidió confesar cuál es su obsesión. Si bien deslumbra en el mundo de la actuación, por lo que dijo, este no es su mayor vicio.
Con motivo de promocionar el juego Twelve Minutes para PC y las consolas Xbox, al cual le puso su voz, McAvoy reveló tener cierta afinidad con los videojuegos. De hecho, en 2007, esta obsesiónhacia este tipo de diversión le causó varios problemas. Sin dudas, una adicción de la que se tuvo que desprender lo más rápido posible ya que le comenzó a afectar en su trabajo.
“Mi pareja en ese entonces me compró un Xbox 360 y The Elder Scrolls IV: Oblivion. Era la clase de juego que siempre me gustó de niño, juegos de rol, Zelda, Secret of Mana y todo ese tipo de cosas. Amo los juegos de rol de fantasía”, comenzó explicando. Pero, luego, esta obsesión se convirtió en un problema ya que en ese momento se encontraba filmando Becoming Jane, una de sus primeras apariciones en Hollywood, y no lograba conciliar el sueño a pesar de levantarse muy temprano.
“Tenía que irme a la cama a las 22hs porque me levantaba a las 6:00hs todas las mañanas y tenía toneladas de líneas y todo ese tipo de cosas, pero me quedaba despierto hasta las cuatro de la mañana jugando Oblivion. Y pensaba: este juego me está llevando al descuido”, manifestó. Es por eso que tuvo que tomar una decisión radical.
“Me fui a la cama a las 5:35 am un día y mi auto hizo sonar su bocina a las 5:45 am y dije “dios mío, tengo que hacer algo”. Así que me levanté, saqué el disco de la Xbox 360 y encendí la placa de gas. Simplemente puse el disco allí y lo vi chamuscarse y derretirse un poco”, confesó James McAvoy. Y, por lo visto, esa fue la decisión que le cambió la vida para poder comenzar a aprovechar sus horas de sueño.