Sentencia de Muerte se llama lo más reciente de Jason Staham. En la película, cuando a su vecina le roban todo su dinero en una estafa telefónica, ella decide terminar con su vida, lo que afecta profundamente a Adam Clay. Después de descubrir que todo es una conspiración en las más altas esferas del gobierno, la brutal venganza de Clay, no podrá evitar que utilice todos sus recursos para hacer justicia.
El relevo de John Wick ha llegado gracias a The Beekeeper. Con sospechosas similitudes a la saga de Keanu Reeves, pero también con sus propios atractivos. El director David Ayer se pone en forma con una entrega que más allá de ser llamativa por su trama de venganza es definitivamente entretenida.
Jason Statham nuevamente se compromete con su status de héroe de acción invencible para un rol de buen samaritano con un pasado de alto calibre. La figura aquí es un tal Adam Clay. Y, como es usual, este tipo de papeles le caen como anillo al dedo al británico, por lo que probablemente estamos viendo el inicio de una franquicia.
¿Por qué son sospechosas las similitudes con la otra saga? Es que más allá de las habilidades del protagonista, aquí no es el perro el asesinado, sino la amable vecina que cuida y vela por el apicultor. Ella se suicida y es el detonante para que todo el infierno se desate.
Sentencia de Muerte (The Beekeeper): ¿Cómo es lo nuevo de Jason Statham?
Una vez en marcha la venganza, pasamos a descubrir que existe un colectivo secreto como La Alta Mesa de Wick, que opera en las sombras y va con sus andanzas por sobre la ley. Eso sí, aquí no son asesinos a sueldo, pero sí una forma de entidad vigilante que busca equilibrar un sistema cuando este se descompone desproporcionadamente.
Por otro lado, el villano es un estúpido caprichoso que tiende a minimizar el daño provocado. Es hijo de alguien con mayor poder y que tiene mucho más que perder que él. Todos le advierten que se metió con la persona equivocada, pero su incredulidad es su perdición. Y así suman y siguen las similitudes.
Podría decirse que estamos describiendo una fórmula. Y si es así está bien. Porque tal como le funcionó a Reeves es muy probable que, con baches y todo, también le reporte beneficios a Statham. Aquí el giro es el deber de defender la justicia y la mayor personalidad que demuestra el protagonista, en comparación con Wick. Clay está muy enterado de lo que ocurre en el mundo, manejando de manera certera a sus enemigos.
Algunos también dirán que es una copia de The Equalizer, de Denzel Washington. Lo cierto es que algo de eso tiene, pero lo que propone David Ayer aquí es mucho más dinámico e impulsado por una cruzada personal. Está más cargada con escenas de acción y ciertamente descansa en un espectáculo mayor si se habla de sus coreografías, trabajo de cámaras e incluso los pequeños tintes de violencia pasada de la línea.
Sí, sí. Es cierto, lo que se ve en Sentencia de Muerte lo hemos visto antes. Pero es un cóctel que no aburre, que te mantiene alerta sobre el próximo paso del apicultor y entrega un par de giros que refrescan la trama cuando parece que ya estaba todo agotado. Una apuesta segura para los fans del género de acción.