Pasó inadvertida en cartelera durante su año de estreno, 1991. Y con el tiempo fue extraviándose todavía más en el olvido. Sin embargo, gracias a los videoclubes, pudo distribuirse en cassette para que pudiera verse en casa. Por curiosidad, o porque era lo más novedoso del cine nacional, la película Pedro Infante ¿vive? fue vista por varias personas que decidieron rentarla. Si fue buena o mala era lo de menos; la sugestión de que el ídolo mexicano no murió en el accidente aéreo de 1957 fue el tema.

En la Ciudad de México, por lo menos, cobró fuerza la leyenda urbana de que un envejecido Pedro Infante cantaba en bares de Coyoacán, cantinas del Centro Histórico y fiestas particulares. El cantante se llamaba Antonio Pedro, quien tenía un parecido con ‘el Inmortal’, pero aquella gente que lo presenció y escuchó en vivo aseguraba que se trataba del mismísimo intérprete de Cien años.

Historias iban y venían acerca del porqué Pedro Infante no estaba muerto. Una de las teorías más sonadas de boca en boca señalaba que el actor quiso manejar la información de su fallecimiento tras haber resultado con quemaduras en su rostro y lesiones en sus extremidades, como consecuencia del accidente que sufrió a bordo de un C-87 Liberator Express en Mérida, Yucatán. No quería que el público lo viera deforme y con problemas para caminar.

Fue precisamente el mito de las quemaduras el que abordó la película. En la trama, Manuel Capetillo interpreta a un escritor que desarrolla una biografía del ídolo. En tanto, Diana Golden personifica a una periodista con la encomienda de elaborar un reportaje acerca de la estrella. El punto crucial para centrar el filme en la posibilidad de que Pedro Infante no murió surge en cuanto un fotógrafo capta a un hombre idéntico al ‘Rey de las rancheras’ en Panteón Jardín, lugar donde se encuentran los restos de Infante. Ese hombre tenía quemada una parte de la cara.

Posteriormente la historia se introduce en otra de las leyendas que se construyeron sobre el no deceso del cantante: su anónimo estilo de vida. A lo largo de muchos años se contó que luego del accidente decidió radicar en Mérida, alejado de la gente en una finca. Versiones referían que también adquirió y construyó propiedades en ese estado, entre ellas hoteles, sitios en que lugareños manifestaron haberlo conocido en persona debido a que él disfrutaba acudir de vez en vez para comprobar que sus negocios operaban de la mejor manera. En este caso, Pedro Infante ¿vive? lo traslada al pueblo de Xicamaltepec, Guerrero.

Justo el filme hace hincapié en esa versión. De hecho, aunque se trate de una ficción, el director Juan Andrés Bueno plantea la opción de que Pedro Infante (interpretado por Enedino Aguirre) permaneció con vida después del accidente aéreo y se refugió en la privacidad de una vivienda en la sierra. Lo complementa con elementos conspiracionistas como análisis de su firma y estudios faciales.

Si bien la película no tuvo gran impacto, su existencia alcanzó a algunos cuantos para cuestionarse si en verdad Pedro Infante había muerto en 1957. De igual forma intensificó el mito de que cambió su nombre al de Antonio Pedro para no ser reconocido y evitar a la prensa luego de sobrevivir al avionazo.

También se han tejido narrativas acerca de su espíritu, del que se dice rondaba cabinas radiofónicas en tono fantasmal. No obstante, hasta la fecha, la duda de su fallecimiento continúa como motivo de conversaciones cada vez que se habla de él.