Si hay que combatir al cambio climático, Chuck Norris. Si hay que protestar contra la clase política, Chuck Norris. Si hay que luchar contra las fuerzas oscuras de cualquier teoría de la conspiración, Chuck Norris. Si no se sabe cómo pedirle al otro que guarde la sana distancia, Chuck Norris. Para cualquier mal y cualquier problema, Chuck Norris.

La figura más explotada de los memes, hombre que deambula entre ser considerado un héroe inmortal y una deidad del Cine B, Chuck Norris se ha convertido en un icono de la comunicación digital, principalmente en redes sociales. Es una especie de santo patrono de los community manager porque funciona para salir de cualquier apuro.

Pero hay quienes lo ubican más por ser imagen memera que por sus películas. De hecho, algunos quizá desconocen que es actor y protagonizó filmes que en su momento fueron tildados de “churros”, sin embargo, con el paso del tiempo, actualmente son indispensables para acercarse a la cultura, ¿culto?, creada alrededor de él.

Delta Force

Balazos, explosiones, tonos amenazantes, comandos. Vestimenta negra, armas negras, vehículos negros, máquinas negras y gorros negros. Acción y abundante color negro en la producción caracterizan esta película que debe su nombre al grupo real de operaciones especiales antiterroristas del ejército estadounidense.

Con abuso de bombazos, persecuciones sin sentido y sin despeinarse en ningún segundo, Norris es imbatible a las balas o a cualquier intento de golpe en su contra. Con rictus de angustia y preocupación en su rostro incluso cuando no corre peligro, el señor Chuck se encumbra en este que es valorado como uno de sus mejores peores trabajos.

¿La trama? El cliché en su máximo esplendor: terroristas árabes, secuestro de un avión, Estados Unidos al rescate, liberación de rehenes, Norris (el héroe).

Missing in Action

¡¿Por qué no?! Una historia más sobre la guerra de Vietnam. En este caso para que el señor Chuck hiciera gala de su excelente manejo de ametralladoras y extraordinaria condición física para lanzarse de un vehículo en movimiento con jeans, o bien para sumergirse en un lago.

Enojándose cuando no tiene que hacerlo, sonriendo cuando está en situaciones peligrosas y serio al disparar su adorada ametralladora, Norris lleva al límite el método que le caracteriza como héroe de acción: actuar como le complazca aunque la emoción transmitida no vaya de acorde a lo que demanda el personaje.

¿La trama? Otro cliché más: una misión para rescatar prisioneros de guerra estadounidenses en la jungla vietnamienta a punta de metralla y más metralla.

Octagón

Quítenle ametralladoras y sáquenlo del ejército estadounidense para que vean lo que es capaz de hacer el señor Chuck. Es más, puños y piernas le bastan para poner en su lugar a unos ninjas criminales, despiadados y malditos que nunca se imaginaron con quién se metían.

Norris no se guarda nada para repartir karatazos como un campeón de artes marciales en retiro que debe convertirse en arma blanca para vengar la muerte de la mujer con quien salía, así como de la familia de ella. ¿Un tipo como él tiene corazón y se enamora? Vaya que sí.

Para eso también busca ayuda de un mercenario interpretado por Lee Van Cleef, célebre actor del spaguetti western que aparece en este filme con un look muy ad hoc para película ochentera de acción (ojo a su arracada dorada en la oreja izquierda).

Por cierto, amado es este filme por muchos de sus fans debido a que el señor Chuck aparece en el mismísimo Zócalo de la Ciudad de México. ¡Norris, hermano, ya eres mexicano!