Menospreciada por voces que no la consideran entendible, desconocida para nuevas generaciones de cinéfilos, La fórmula secreta es una película mexicana que, sin proponérselo, lucha contra el tiempo para preservarse como un material histórico de la cinematografía nacional y de interés general como objeto de estudio cinematográfico, e incluso sociocultural.
Estrenado en 1965, este mediometraje dirigido por Rubén Gámez es, hasta la fecha, un filme difícil de describir en una sinopsis. Para algunos se trata de un ensayo visual poético, para otros es un trabajo experimental que se hizo con una cámara de cine. De hecho, todavía hay reticencia entre opiniones para considerarla una película.
Lo anterior se debe a que Gámez irrumpe en la forma de plasmar lo que quiere contar. A diferencia de la estructura tradicional, sobre todo por la narrativa lineal hollywoodense a la que está acostumbrado el público, resulta compleja de entender, o de apreciar.
A través de metáforas, surrealismo e imágenes literarias, Gámez muestra a un México que comienza a perder su identidad por la influencia de un estilo de vida estadounidense, además de aludir, ¿o cuestionar?, esquemas oprimentes hasta ese momento como la religión y la familia.
Para La fórmula secreta, el director contó con la colaboración de Juan Rulfo y Jaime Sabines. El primero ya era un escritor consumado y consagrado, mientras que el segundo era un poeta que empezaba a posicionarse en el gusto de la sociedad.
Luego de haber visto el trabajo final del mediometraje, Rulfo aceptó escribir un poema para que fuera incluido como una voz que fortaleciera el mensaje y discurso de Gámez, quien buscaba expresarse de otra manera sobre la mexicanidad y con quiensimpatizó el autor de Pedro Páramo.
Las palabras escritas por Rulfo fueron narradas por Sabines para darle un tono de intimidad a la visión cinematográfica de Gámez. Entre las líneas pronunciadas por el poeta están las siguientes: “Ustedes dirán que es pura necedad la mía, / que es un desatino lamentarse de la suerte, / y cuantimás de esta tierra pasmada / donde nos olvidó el destino. / La verdad es que cuesta trabajo / aclimatarse al hambre. / Y aunque digan que el hambre repartida entre muchos / toca a menos, / lo único cierto es que aquí todos / estamos a medio morir / y no tenemos ni siquiera / dónde caernos muertos”.
Esa narración de Sabines, con el paso de las décadas, se convirtió en cuestión de culto para los admiradores de su obra. De igual forma, a partir de la inquietud por conocer más acerca de su trabajo, fue una especie degancho para aproximar la película no solamente a cinéfilos, sino también a lectores.
Considerada como una de las mejores en la historia del cine mexicano, La fórmula secreta tuvo y tieneen Jaime Sabines un imán para ser rescatada, revalorada y vista actualmente. Y eso sin que el poeta haya escrito una sola palabra.