Fue más favorable la expectativa que el resultado. Cuando se anunció que Robert Rodríguez iba a cerrar su trilogía del mariachi con Once Upon a Time in Méxicoy que el reparto era encabezado por Johnny Depp, el beneficio de la duda se orientó hacia la idealización de una gran película. Pero todo ese entusiasmo desapareció en cuanto se estrenó la película en 2003 y una mayoría de cinéfilos se desencantó, entre otros factores, por la aparición de Enrique Iglesias.

¿Qué tenía que hacer ahí un cantante de pop en español que lejos estaba de ser un actor de cine? ¿Cuál era la necesidad de incluirlo en el filme? Un sinfín de cuestionamientos y críticas surgieron hacia el director por otorgar a Iglesias un rol en la historia, pese a que haya sido menor e intrascendente.

En su defensa, fans del cantante y cinéfilos detractores de la película alegaron que lo de menos era fijarse en la presencia de Enrique Iglesias, esto debido a que el guion era un disparate sin pies ni cabeza que no ofrecía la misma calidad de sus antecesoras, El mariachi y Desperado.

La prensa de espectáculos también se dio a la tarea de defender la inclusión de Iglesias porque representaba un triunfo llegar a Hollywood, aunque no importara que su carrera estuviera ligada a la música denominada “comercial” y no a la actuación, menos aún a la cinematografía.

Para muchos fue y es uno de los peores trabajos que ha hecho el realizador de Planet Terror. Consideran que se excedió en el límite de su estilo y al final no supo cómo cuadrar los excesos, lo que se reflejó en una película donde Antonio Banderas, Danny Trejo y Salma Hayek dejaron de lucir tal como había sucedido en Desperado.

En su momento, luego de salir al aire promocionales de la película, lo peor para denostarla antes de verla fue la revelación de que Enrique Iglesias actuaba en ella. Sin embargo, tras haberla visto en salas de cine, la indignación por ver al cantante en pantalla grande pasó a segundo plano.

Pudo o no haber estado en el filme y daba lo mismo. El daño en sí, según la molestia en el año de su estreno y años posteriores, fue la propia película por lo fallida que es, una obra de Robert Rodríguezque actualmente está en Netflix.