Desde que Guillermo Álvarez Cuevas fue nombrado presidente del Club Deportivo Social y Cultural Cruz Azul en 1988, el equipo ha conseguido un solo título de liga de nueve finales disputadas. Esto se traduce en 32 años de gestión con ocho subcampeonatos, lo que significa un periodo de fracaso si se compara con la cantidad de campeonatos que han ganado otros clubes en ese lapso y con menos finales jugadas.

Para un gran número de aficionados al Cruz Azul eso no es normal, mucho menos con la calidad de planteles que ha conformado a lo largo de tres décadas. Entrenadores y futbolistas de primer nivel han significado una inversión millonaria que no ha redituado con títulos, lo que contrasta con equipos que con plantillas de menor valor adquisitivo han podido alzar el trofeo de campeón, algunos incluso en dos ocasiones.

A partir de lo anterior comenzaron a preguntarse con frecuencia por qué ese fatalismo. Primero adjudicaron la desgracia a una supuesta maldición y posteriormente a un efecto psicológico de derrotismo anticipado. Sin embargo, al descartar esas posibilidades, la inquietud se centró en Álvarez Cuevas, el presidente, de quien empezaron a surgir informaciones sobre corrupción, fraude y tráfico de influencias que empañaban al equipo por operaciones ilícitas en compra y venta de jugadores, así como por partidos amañados.

Gracias al futbol se hizo más visible la figura de Álvarez Cuevas como un personaje señalado por otros delitos y malos manejos cometidos en contra de la Cooperativa Cruz Azul, empresa mexicana de la industria de la construcción. Ese tema atrajo al cineasta Carlos Carrera, quien se animó a hacer el documental Azul oscuro, azul celeste junto a Carlos Batiz para abordar los hechos relacionados a lavado de dinero, empresas fantasma y una serie de anomalías que se cometían al interior de la cementera.

Sin fecha precisa de estreno, ni forma de exhibición definida, se espera que el documental sea lanzado en este 2021 a manera de serietoda vez que termine el proceso de edición ante la cantidad de material e investigación recopilados. También es de considerar, como simple probabilidad, que Azul oscuro, azul celeste puede llegar al público al mismo tiempo que sea capturado Guillermo Álvarez Cuevas, actualmente prófugo de la justicia, en caso de que suceda.

Con este trabajo, el cineasta Carlos Carrera reaparece tras haber incursionado en el cine de animación con Ana y Bruno. Reconocido por melodramas como El crimen del padre Amaro, Un embrujo y Sin remitente, el director ahora apuesta por el género del documental para contar una historia real que incluye el relato trágico del equipo Cruz Azul: no ser campeón.

¿Se bajarán del barco algunos aficionados? ¿Continuarán con el amor a la camiseta a pesar de lo que se revele? Decía Maradona que la pelota no se mancha, y en ese sentido la afición no tiene la culpa de las decisiones tomadas por la gente de pantalón largo en perjuicio del club.