La adaptación a la pantalla chica de A través de mi Ventana fue un completo éxito. Los libros, escritos por Ariana Godoy fueron un gran furor en España y, por eso, Netflix no dudó en transformarlos en una película que salió a la perfección. El pasado 4 de febrero, hace tan sólo un mes, la plataforma sumó esta adaptación a su catálogo y los fanáticos quedaron encantados con el resultado. Además, quienes no conocían los libros, se enamoraron del largometraje.

A través de mi Ventana se escapa de estas típicas historias de amor romántico en las que todo es un cliché. Si bien tiene ciertos puntos predecibles, lo cierto es que logra romper con la teoría impuesta que dicta que la llegada de Internet arruinó las relaciones de los jóvenes. Dedicada, exclusivamente para los jóvenes adultos, este film causó una gran sensación y sigue atrapando a miles de fanáticos.

Sin embargo, cabe destacar que para que esto pueda suceder, la producción de Netflix debió cumplir una norma impuesta por la verdadera autora de esta historia. Ariana Godoy, cuando permitió la adaptación de sus novelas a la pantalla, le hizo cumplir un sólo pedido a la plataforma ¡y lo logró! Pues, según lo que contó, ella no quería permitir que sus fans se encontraran con que la película estaba faltante de momentos, frases o cosas icónicas del libro.

Tal es así que, en una entrevista con SensaCine confesó: “Hay cositas y detalles que a mí me gusta mantener, como las frases. Si veía una frase que estaba medio cambiada, decía ‘esta frase se tiene que quedar igual porque es icónica’”. Y, por lo que explicó, ese comentario hacía referencia al momento en que Raquel (Clara Galle) le decía a Ares (Julio Peña), “el karma es una mierda, Dios griego”.

El momento en el que Raquel lanza la icónica frase. Foto: (Netflix)

Dicho esto, hay que destacar que Netflix y el director de la película, Marçal Forès supieron acatar la norma de manera increíble. Esto se debe a que, en el film el momento en el que la protagonista lanza ese dicho se convierte en uno de los más icónicos de todo el largometraje y en uno de los más aplaudidos por los fans. Es que, como es evidente, es una frase que marca un antes y un después en la relación de Ares y Raquel.