Hace tan solo ocho días llegó La Casa de Papel a Netflix con la primera parte de su quinta y última temporada. Y volvió a demostrar porque es un fenómeno sin precedentes: desde ese momento, se mantiene entre los contenidos más vistos de la plataforma alrededor de todo el mundo y continúa siendo tema de conversación en redes sociales. Uno de los grandes fuertes de la serie son sus personajes sólidos y atrapantes.
Marsella es uno de ellos: pasa por desapercibido pero, en realidad, es el leal compañero de El Profesor y todos sus pasos dentro del plan se cumplen siempre a la perfección. Pero… ¿quién es el actor detrás de ese nombre de ciudad? Su nombre es Luka Peroš, tiene 44 años y, a pesar de destacarse en la ficción española, nació en Zagreb.
Para ese entonces, Croacia formaba parte de Yugoslavia, donde fue criado hasta sus cinco años. Pero luego, la aventura comenzó: por el trabajo de su padre en ingeniería petroquímica, se mudó a Austria, Abu Dabi, Boston y Los Ángeles. Su recorrido por el mundo lo obligó a familiarizarse con distintas culturas e idiomas, algo que le sirvió notablemente para su carrera. Fue justamente en Estados Unidos donde se interesó por la actuación y se metió de lleno a estudiar interpretación.
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Para fines de los 90, tuvo por fin su regreso a casa. En Croacia comenzó a trabajar como actor en obras de teatro, series de televisión y películas. Asimismo, se introdujo por primera vez en el mundo del doblaje para series animadas, lo que sería clave para su desempeño como Marsella en La Casa de Papel. A esta producción llegó años más tarde: en 2010, se asentó en Barcelona y participó en ficciones españolas como Mar de Plástico, El Incidente y El Fotógrafo de Mauthausen.
En 2019, Netflix lo convocó para interpretar a este miembro de la banda de atracadores que nunca ingresa al Banco de España, sino que ayuda al líder desde el exterior desorientando a la policía. Sus conocimientos en idiomas y doblaje, fueron ideales para La Casa de Papel: él mismo dobla su propia voz en español, inglés, portugués, francés, italiano y alemán. El sencillo dueño del hurón Sofía tiene, en realidad, un gran mundo detrás.