Pasado el mediodía de este viernes se confirmó una triste noticia para los seguidores de Harry Potter. Robbie Coltrane, el actor que se conoció mundialmente por haber sido responsable de interpretar a Rubeus Hagrid en todas las películas de Warner Bros. Pictures, falleció. Tenía 72 años y desde hacía un tiempo tenía un estado de salud muy delicado que le impedía moverse con normalidad.

Las redes sociales se llenaron de mensajes de despedida para Robbie Coltrane, tanto de los fanáticos de las películas como de los actores que fueron parte de los rodajes. De hecho, se viralizaron algunos videos con los seguidores de la saga del mago elevando sus varitas al cielo en honor a este actor, tal como se hacía dentro del libro escrito por J.K. Rowling. Uno de ellos dio la vuelta al mundo desde Orlando, en los parques de diversiones de Florida.

En este contexto, nos pareció interesante recordar cómo fue que se construyó la magia detrás de Hagrid. El personaje interpretado por Robbie Coltrane era un semigigante que medía más de dos metros y para representarlo delante de cámara se hicieron una sucesión de trucos en cámara para evitar recaer en los efectos visuales. Es importante señalar que aunque el actor británico no era tan alto (medía cerca de 1.80 metros), Hagrid tenía una altura que rondaba los 230 centímetros.

Hagrid era como un tío para Harry Potter. (IMDb)

Hagrid era como un tío para Harry Potter. (IMDb)

Para llevarlo a cabo, el equipo técnico que formó parte de las películas iniciales dirigidas por Chris Columbus optó por contratar a un doble. Se trata de Martin Bayfield, un hombre más de dos metros de altura al que hicieron trabajar sobre zancos para que aparentara ser más alto. A él, vestían con un cuerpo de goma y una cabeza maquillada para parecerse al actor Robbie Coltrane y así poder hacer las secuencias en las que Hagrid debía moverse con los niños de Hogwarts.

+Los principales cambios en la cabeza de Hagrid

Originalmente, la cabeza de Hagrid era una simple máscara de fibra de vidrio, silicona y pelo, sin ningún tipo de expresión. Para la segunda película, la producción sumó algunos mecanismos que permitían que tanto boca y ojos pudieran moverse, para que Hagrid pudiera sonreír o guiñar un ojo. Esto, por supuesto, hacía que tuvieran que mostrarlo de la forma más disimulada y alejada posible para no develar el truco. Ya para la tercera producción, dirigida por Alfonso Cuarón, los creativos diseñaron un sistema que se activaba por voz y permitía que Martin Bayfield hablara y la boca de la máscara se moviera a su ritmo. Luego, por supuesto, era Coltrane el encargado de doblar las líneas que se escuchaban en el montaje final.