Justo cuando se cumplen dos años de haber modificado nuestras vidas con encierro y temores de todo tipo, mucha gente apenas se anima en retornar a aquellas actividades que efectuaba con normalidad antes de la pandemia. Varios son los casos de personas que padecieron tragedias en sus familias por culpa del virus y aprendieron a vivir con ciertos miedos, entre ellos asistir a lugares concurridos para evitar contagiarse. A las salas cinematográficas, por ejemplo. Pero con FICUNAM 12 hubo quienes tuvieron confianza en sí mismos para regresar al cine.

Durante el primer fin de semana del festival, la exhibición de películas en las salas ubicadas dentro del Centro Cultural Universitario atrajo un considerable número de público de distintas edades. A pesar del uso de cubrebocas como medida sanitaria vigente, las miradas entre unos y otros permitió detectar entusiasmo en unos cuantos rostros. Era la alegría por volver a conectar e interactuar con cinéfilos de forma presencial.

“Ver una película en pantalla grande es una experiencia sensorial única que nada puede reemplazar, esa es la esencia del cine. Más allá de las películas, me parece que un festival es un encuentro humano y el contacto humano ya nos hacía falta. También nos faltaba dialogar después de ver las películas, discutirlas, pelearnos. Me pone feliz ver que la gente responde porque no ha sido fácil la asistencia a salas en general con la pandemia”, me comenta Sébastien Blayac, programador de FICUNAM.

Tiene razón. Luego de exhibiciones con títulos como Diálogos de exiliados (de Raúl Ruiz, 1975) o Third Grade (de Jacques Doillon, 2021), los espectadores salieron de las salas dirigiéndose hacia los food trucks instalados en la Explanada de la espiga para comentarlas mientras comían algo, o bien lo hicieron con un café de por medio al sentarse en inmediaciones del CCU en lo que aguardaban una siguiente función.

Desde comentarios de corte político como “a mí me pareció que muestra una clara tendencia izquierdista” hasta reflexiones personales como “por eso es que lo pienso mucho para tener hijos”, las expresiones fluyeron a partir de sentir nuevamente las películas en donde mejor se pueden sentir, el cine.

Hubo quienes tenían incluso urgencia por conectarse con la oscuridad de una sala y las historias arrojadas en la pantalla grande. “Pasé el confinamiento con mis padres y mis hermanos. Ellos se hicieron a la costumbre de ver series. Llegó un momento en que eso me hartó, me desesperó. Cuando anunciaron el festival ni lo pensé, compré rápido boletos de películas que me interesan. Andaré por aquí toda la semana”, compartió Luis Alejandro Díaz, joven universitario que tuvo Covid-19 al igual que sus progenitores, siendo su papá el más afectado. “Sí se nos puso grave. Fue muy angustiante, es una sensación terrible. Por eso también vengo a distraerme”, se sinceró.

FICUNAM 12 ha sido además una oportunidad de retroceder en el tiempo para revivir la etapa del noviazgo en parejas que hace tres décadas se conocieron como estudiantes de la UNAM y actualmente están por convertirse en abuelos, o ya lo son. En vez de apostar por ir a un complejo de las cadenas comerciales, una de ellas prefirió acudir a la cartelera del festival porque la sangre puma llama. Analizaron qué película ver, cuál filmografía extranjera les llamaba más la atención, se cuestionaron mutuamente si elegían entre ambos o escogían una cada uno.

Entre los cinéfilos emocionados que salieron de una sala con ganas de comentar películas con sus acompañantes estaba el crítico cinematográfico Jean-Christophe Berjon, quien manifestó su felicidad por observar cómo surgían viñetas distintas de cinefilia en el marco de un evento que removió un sinfín de emociones en los asistentes: “El cine tiene mucho que darnos para el equilibrio mental, sensorial, emocional, y hasta político. ¡Viva el cine!”.

No faltó tampoco aquel espectador que acudió por primera vez al FICUNAM y preguntó en el módulo de información qué película le recomendaban.“Todas”, le respondieron. No le mintieron. Fuera la película que fuera, fuera en la sala que fuera, en ese momento todavía no tenía noción de que iba a entregarse a la experiencia de sentir las historias de una manera especial después de todo lo que nos trajo la pandemia. Y así como él, muchas y muchos. Volvieron a sentir, volvimos a sentir las películas en el sitio para el que fueron concebidas.