En redes sociales, es habitual encontrarse con los llamados ‘haters’. Desde el anonimato, distintos usuarios opinan con impunidad acerca de las celebridades. Y cada vez que hay un evento, aquello se multiplica. Así sucedió con Dove Cameron, la estrella de Disney que participó por primera vez en la Met Gala y que recibió una catarata de halagos, aunque también de críticas. A pesar de que se muestra con mucha seguridad ante las cámaras, lo cierto es que la actriz tiene una dura historia de vida.

Dove Cameron en la Met Gala de 2022 (Getty).

Dove Cameron en la Met Gala de 2022 (Getty).

Su belleza evidente y su imponente estilo la convirtieron no solo en un joven talento de Hollywood, sino también en un ícono de la moda con experiencia en alfombras rojas. Pero mientras los espectadores valoran cada uno de sus looks, en realidad, Dove Cameron atraviesa un proceso muy complejo: la depresión combinada con la disforia. ¿Qué significa? Una constante sensación de incomodidad con su identidad.

Así lo contó la actriz de Descendientes en su perfil verificado de Instagram. En un extenso posteo, en la que incluyó imágenes llorando ante el espejo, explicó a sus seguidores cuál era su diagnóstico si de salud mental se trata. “El ‘yo’ es alguien que siento que siempre he conocido profundamente, alguien a quien amo y protejo como mi propio hijo. Conozco a este yo y somos muy cercanos. Pero para mí, la identidad y el yo siempre han sido diametralmente opuestos y solo ha habido espacio para que uno a la vez ocupe mi vida”, comenzó diciendo Cameron.

La celebridad continuó detallando: “Nunca he sido capaz de hacer que se tomen de la mano y me doy cuenta a medida que envejezco. Es porque tengo una profunda creencia de que quien soy está mal. No se me permite ser como soy, no estoy destinada a serlo aquí. Siento que debo ser otra cosa si me van a permitir estar aquí y quiero realmente estar aquí con ustedes”. Y agregó: “La mayoría de los días me siento atraída hacia ninguna identidad en absoluto, me siento más natural como algo imperceptible para mí misma, una energía y una presencia”.

Tras detallar en profundidad de qué se trata la depresión y la disforia, que afectan a cada uno de los aspectos de su vida, insistió: “Lo único que tengo muy claro es que me interesa una vida libre de mí misma. Estoy empezando a tener esperanza de que la plataforma pública en la que me ha resultado difícil aprender a ocupar un espacio como yo misma, pueda ser en realidad el conducto para el cambio, apoyo mutuo, exploración y seguridad”. Y concluyó: “Tal vez los espacios menos humanos puedan convertirse en los más humanos si así lo queremos. Los amo”.