¿Qué puede ser más hostil que la violencia? Todo lo que hay detrás y alrededor de ella, mayor aún cuando te sumerges en un lugar que conoces pero al que no perteneces. Las historias que habitan en un territorio así pueden incomodar, paradójicamente, porque las sientes cercanas y distantes a la vez.

El director Sebastián Molina nos ubica en la mirada de un hijo pródigo que regresa al poblado de Santa Lucía en el municipio de Zumpango, Estado de México, y se topa con un sitio que contrasta entre lo que es y lo que recuerda que fue. Esa confrontación con el tiempo es tensa porque la evocación lidia con la resignación o aceptación del presente.

Un chico narra cómo traía consigo un revólver calibre 22 por curiosidad, por inercia de la atmósfera violenta en que ha crecido. “Me empecé a meter en cosas de la calle por güey, porque a mí nunca me faltó nada”, cuenta con su voz en off. Habla de esa calle que tiene reglas: “Mire, escuche y calle”. Y como nunca se sabe en qué momento se puede romper una de esas normas, aunque sea por descuido, no está de más andar armado.

Y es que si tú no te metes en ella, la propia calle te introduce a su ley. A veces es la misma calle en distinta región; las migraciones de habitantes de colonias populares capitalinas hacia zonas fértiles de vivienda en el Estado de México también se llevaron consigo voluntades vulneradas y vulnerables ante la violencia y el crimen.

No menos atendible es el olvido del que es víctima Santa Lucía por parte de las autoridades. Frente a esa cruel manera del anonimato, Sebastián Molina recurre a su cámara para visibilizar las vidas de varias familias que convierten la cotidianidad en supervivencia.

Los personajes del documental comparten un sinfín de anécdotas que incluso pueden rayar en el humor negro (como la novatada a un militar que se lijó un tatuaje para borrárselo), pero en cada una hay oportunidad de que el espectador se aproxime desde su lejanía a un universo que no olvidará tan fácilmente si es que decide no ignorar que habitan un territorio que también es México.