La película “La Favorita”, dirigida por Yorgos Lanthimos, ha llegado a Netflix, llevando consigo un final intrigante que ha dejado a muchos espectadores reflexionando. En esta obra, Olivia Colman se llevó su primer Oscar por interpretar a la Reina Anne, quien se encuentra en medio de una lucha entre su íntima amiga Lady Sarah (Rachel Weisz) y la nueva sirvienta Abigail (Emma Stone).
La trama se centra en las maquinaciones de ambas mujeres para convertirse en “la favorita” de Anne, y aunque haya una ganadora al final de la batalla, surge la pregunta de si realmente puede reclamar la victoria. Con spoilers por delante, propondremos una idea en torno al simbolismo de ese final que parece haber confundido a unos cuantos espectadores que la vieron.
La trama da un giro impactante cuando Abigail, tras contraer matrimonio con el Coronel Masham para restaurar su estatus, persiste en sus intrigas para destronar a Sarah como la favorita de Anne. En un giro sorprendente, Sarah se convierte en cómplice de Abigail, amenazando con exponer su relación íntima con Anne.
A medida que la intriga se intensifica, Sarah opta por no revelar la correspondencia comprometedora, pero su intento de manipulación resulta en la destitución de Sarah. Sin embargo, rápidamente se revela que la victoria de Abigail es efímera, ya que, sin la presencia de Sarah, Abigail utiliza su posición privilegiada para satisfacer sus propios deseos.
El clímax llega cuando Abigail maltrata físicamente a uno de los conejos de Anne, desencadenando la furia de la Reina. La película alcanza su punto culminante en una escena cruda y simbólica, donde Abigail, convertida en masajista de Anne, descubre que su supuesta victoria es una ilusión.
+Qué significa el final de La Favorita
Podríamos afirmar que Yorgos Lanthimos, el director, comunica la noción de que, aunque Abigail crea haber triunfado, en realidad, se ha convertido en una más de las mascotas de Anne. Esta conclusión desconcertante insinúa que, en su afán de obtener poder, Abigail ha caído a una posición inferior incluso respecto a los conejos, ya que no puede colmar el vacío dejado por los hijos perdidos de Anne, representados en los 17 de conejos que vemos.
Las palabras de Sarah dirigidas a Abigail en su enfrentamiento final, “Dios mío, ¿de verdad piensas que has ganado?”, revelan la trágica realidad para Abigail. A pesar de sus maquinaciones para recuperar privilegios, le falta el poder que Anne ostenta como Reina, algo que jamás podrá obtener.