Dos mujeres, una madre y una hija, se encargan de un hostal ubicado junto a un lago fronterizo. Pero más allá de ser un aparente paisaje turístico o de aventura, este sitio es lugar de paso para quienes huyen o perpetran la violencia sin saber que allí encontrarán todavía más peligro a manos de sus cuidadoras.

Teresa (Adriana Barraza) es una madre protectora con Ester (Camila Mendes), una adolescente que ha aprendido más sobre la muerte que de la vida por culpa de su madre. Y eso se aprecia en el secreto que oculta la profundidad del lago: cadáveres arrojados por ambas. 

 

Afortunadas, ¿o desafortunadas?, por vivir en una zona donde pueden cometer acciones turbias con total impunidad debido a que no hay ley, su vida cambia con la aparición de dos sujetos que habrán de poner a prueba, sin saberlo, quién es más fuerte en un ambiente donde imperan los instintos de supervivencia.

“Vivimos una etapa de violencia que llega hasta los lugares menos imaginados y en situaciones más impensables. Esta historia la planteo desde la relación compleja entre una mamá y su hija que viven en un entorno adverso donde son ellas o son los demás. Quise que mis personajes principales fueran mujeres porque también las mujeres pueden hacer películas de crimen o suspenso sin que tengan que caerse en el bosque o ser las víctimas”, comenta la directora Sara Seligman a Spoiler.

Teresa y Ester también llevan a reflexionar qué tan tóxica o enfermiza puede ser la relación entre madre e hija. En este sentido, las atmósferas violentas, pasados y circunstancias actuales de algunas regiones, obligan a ocultar, distorsionar o transformar el amor que en teoría debe existir entre estos dos seres.

“Las relaciones entre padres e hijos son muy difíciles. No todas son ese amor puro de apapachos. También hay roces, choques y cuestionamientos como consecuencia de los distintos caracteres, así como de los ambientes en que han crecido. En este caso, mi labor no es juzgar a estas mujeres sino mostrarlas en la complejidad de un cordón umbilical nada sencillo de romper para ninguna de las dos”.

Para que Coyote Lake fuera posible, Sara Seligman debió afrontar y sortear una realidad a la que se enfrentan muchas directoras y guionistas: ser la encargada de su propia obra. Cuando presentó el guión a productores, la historia les atrajo al grado de querer invertir en su realización, pero con la condición de que no la dirigiera ella.

 

Tardó casi una década para cumplir el sueño de dirigir su ópera prima. La espera valió la pena porque pudo materializar su sueño por partida doble: hacer su primera película y tener a Adriana Barraza como estelar.

“Cuando le mostré la historia a Adriana Barraza, le encantó. Me ayudó mucho a levantar el proyecto porque se lo presumió a sus contactos, pidió que confiaran en mí. Yo no lo podía creer porque desde siempre quise que fuera la actriz de mi película”.

Su filme pudo estrenarse en salas estadounidenses durante 2019, así como en salas europeas, sin embargo, Sara anhela que su trabajo se vea en México: “Aunque viva en Estados Unidos, soy mexicana y quiero que el público mexicano me haga saber su opinión, quiero que también cómo estamos contando historias quienes vivimos acá”.

Coyote Lake se filmó en Texas por espacio de 15 días, distantes de Falcon Lake, lago real en el que se inspiró Seligman para desarrollar su guión y cuyo territorio es controlado por el crimen organizado.

*Podrá verse en Apple TV, iTunes.